Hola
De todas formas, a mi me intriga más por qué los grandes avances matemáticos lo dan los jóvenes. Por qué la capacidad de crear se pierde a medida que se envejece. Me dirán, pues hay menos tiempo para estudiar, a medida que envejecemos tenemos otras ocupaciones, etc.
Como en todo hay excepciones a esto que expones (el caso de Weierstrass que publicó su teorema de aproximación a los 73 años, o el "descubrimiento" de los números surreales por Conway y Knuth más allá de los 40, la demostración del teorema de Fermat en los 41 de Wiles, etc.) pero en general se cumple en toda la ciencia.
Yo creo que se pierde un tipo especial de "energía vital" basada en la ignorancia del mundo en el cual vivimos. Cuando las personas empiezan a tomar conciencia del mundo en el que viven se pierde una gran parte de las motivaciones esenciales, o dicho de otro modo: uno simplemente se ve arrastrado por las tribulaciones de la vida "mundana". Y si se tienen responsabilidades, como alimentar a una familia, ya los intereses personales o bien dejan de existir o pasan a un cuarto plano.
AÑADO: respecto al texto citado de Poincaré se pueden decir muchas cosas. Dos comentarios que se me ocurren:
1. Lo que yo he observado, de mi periplo por el aprendizaje de las matemáticas, es que las matemáticas son un lenguaje, o al menos lo son para mí, y es ahí en donde estriba la dificultad de su aprendizaje.
Yo no soy matemático sino simplemente aficionado, si bien antes que aficionado a las matemáticas soy aficionado a la filosofía, y además tengo formación científica. Con esto quiero volver a lo que decía sobre que las matemáticas son un lenguaje: cuando me aficioné, no hace demasiados años (menos de diez) a leer filosofía lo primero que noté es que era una forma de usar la mente y el lenguaje radicalmente diferente de lo que yo conocía. Sí, lo que leía estaba en castellano, pero al comenzar a meterme en el tema realmente hacía un esfuerzo en leer y entender, y de hecho me producía dolor de cabeza al principio.
En mi ingenuidad había creído que, habiendo estudiado una carrera de ciencias, la filosofía no podría ser demasiado difícil de asimilar, acostumbrado al pensamiento racional, pero resultó ser algo enteramente distinto al discurrir racional al que ya estaba habituado, y el significado de los conceptos era algo totalmente distinto de lo que yo entendía en la ciencia por significado y muchísimo más complejo. Ahí noté, en esa experiencia, lo que era un lenguaje (a veces técnico, a veces metafórico).
Hasta no hace mucho, unos 4 años atrás, no empecé a interesarme por las matemáticas. Siempre había sido muy bueno en matemáticas en bachiller y en la universidad así que siempre me había quedado la espina clavada de estudiar más de aquello que se me daba (presumiblemente) bien. Pero claro... ahí descubrí que el análisis matemático es algo bastante diferente de las matemáticas que yo conocía, y que en verdad las matemáticas, en su generalidad y abstracción, son más bien un lenguaje que simplemente unas fórmulas con las cuales calcular cosas.
Entonces, volviendo a lo que decía Poincaré sobre el por qué a muchas personas parece no dárseles bien las matemáticas, yo veo que esto es debido a que es un lenguaje diferente de las lenguas de uso general, no totalmente distinto, pero sí con finalidades y reglas distintas. Dicho de otro modo: las funciones de las lenguas son muy diferentes de las matemáticas, en principio en la ciencia el lenguaje cumple una función formal o descriptiva, donde el significado de los conceptos esencialmente "no existe", son pura forma (puro significante).
(Aquí habría que aclarar lo que se toma por significado y significante, claro está. El "no existe" quiere decir que los significados de conceptos científicos, que son formales, tienen un contenido muy diferente del significado de los conceptos en el uso normal del habla cotidiana.)
Por lo cual no me parece nada raro que a la gente, en su mayoría, se le "den mal" las matemáticas.
2. El otro punto que quería comentar es que, como Poincaré describe y se corrobora en mi experiencia, hay una mente detrás de la mente despierta. Es decir: cuando hay una pregunta abierta, un interés por resolver algo, la mente sigue trabajando en ello de algún modo aunque nosotros no lo hagamos conscientemente. Y puede dar una respuesta a una pregunta formulada hace muchos años, incluso décadas, en cualquier momento (de ahí la experiencia que Poincaré relata del ómnibus).
Ahora yo aporto aquí una "teoría" que nace de varias experiencias, pero especialmente una relacionada en mi adolescencia cuando estudiaba piano: es conocido por cualquier pianista (al menos cualquier pianista que sea estudiante) que debe haber un equilibrio en la intensidad de estudio de una pieza musical: no se puede estudiar una pieza demasiado porque, los errores cometidos al tocarla, no se corrigen, al contrario, se refuerzan... por lo cual debe haber descansos, incluso de días, para que las manos "olviden" un poco cómo se tocaba la pieza y poder "aprenderla de nuevo" lo que permite corregir los errores (esos errores se conocen como vicio o enviciamiento). Sin embargo tampoco se puede estar demasiado tiempo sin tocar una pieza porque se pierde agilidad en la misma. Así que hay un equilibrio de tiempos en los que se aprende una pieza.
Probablemente lo mismo sea aplicable a cualquier estudio o desarrollo. En el ejercicio físico pasa lo mismo: debe haber un equilibrio entre ejercicio y descanso para que el desarrollo sea ideal: mucho ejercicio no es demasiado útil. Algo así debe pasar también en matemáticas: se debe estar enfocado pero hay que descansar cuando es preciso para que el propio inconsciente se reestructure o trabaje eficientemente.