El propio cuerpo o la mente es como un coche que uno maneja.
En la adolescencia, uno no sabe manejar muy bien su propio coche.
Creo que lo que te pasa puede deberse a un desorden en la cabeza, debido a estar pensando mucho tiempo en el día en asuntos matemáticos.
Te propongo que hagas un esfuerzo por recordar qué tipo de actividades hace tu cabeza durante todo el día, en qué estás prestando atención y esfuerzo.
Si estás muy obsesionada con las matemáticas, ahí está la clave de por qué estás soñando tanto.
Para que tu mente se relaje, tenés que tratar de canalizar tu gusto por las matemáticas de un modo ordenado, que no agote tus nervios, ni tu mente.
Ya que te gustan tanto las matemáticas, sería mejor que las disfrutaras, antes que dejar que te agobien. ¿No te parece?
Te recomiendo leer libros que sean de nivel aún más básico que lo que estás acostumbrada a ver, pero que sean de divulgación. Me refiero a libros sobre curiosidades matemáticas, juegos de ingenio, paradojas, preguntas curiosas relacionadas con números, lógica, geometría o el infinito.
Esta clase de cosas permite excitar la imaginación, y entonces disfrutarás más.
También le darás relax a la otra parte del cerebro, la del cálculo, que parece que estás usando tanto, al punto que tu cabeza vuelve sobre ello una y otra vez.
El cerebro, se sabe, tiene dos hemisferios, derecho e izquierdo. El derecho se asocia a la imaginación, creatividad y asociación de imágenes, mientras que el lado izquierdo se asocia al cálculo, la razón, ordenamiento y clasificación.
Cuando encares las matemáticas alimentando ambos lados del cerebro, las disfrutarás más, y tu mente estará más tranquila.
Esta es mi humilde opinión al respecto.
Como sea, ten en cuenta que no soy sicólogo.
Si los problemas persisten, a lo mejor convenga que consultes a un psicólogo, un psicopedagogo, y en el peor de los casos, un psiquiatra.
Suerte